Los cielos de Chile, reconocidos laboratorios naturales para la observación del universo, fueron el escenario de un evento astronómico histórico: un eclipse total de Sol.
Por este motivo, la comunidad nobelina se volcó al patio central del colegio para ser espectadores de este prodigio de la naturaleza: la tierra, la luna y el sol alineados.
Grandes y pequeños vivieron intensamente este momento, descubriendo parte del universo a través de los lentes especialmente dispuestos para ello. Muchos recordaron su primer eclipse y la mayoría guardó en su memoria esta vivencia para contarla a sus familias en un futuro cercano.
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